jueves, diciembre 29, 2005

Bolocco o mesera de playa?

Lo de anoche fue un lujo, ese lugar parecía sacado de la mejor pelicula italiana. Los ravioles negros en tinta de calamar rellenos con centolla en jerez y vino blanco tenían un sabor muy suave y los camarones ecuatorianos sentados en crema de habas solo podrían ser superados por los mejores manjares del cielo. El vino dulce tenía el sabor perfecto y los candelabros llenos de esperma me hacían sentir en extasis. Y como lo mejor siempre llega al final, para coronar esta escena, mientras comía mis exquisitas crepes de frambuesa al cogñac flambeadas la mujer que cantaba opera dió paso a la melodía que inmortalizó una de mis peliculas favoritas....EL PADRINO. Mi postre y esa música solo provocaron en mi sensaciones tan intensas que resulta imposible describirlas.Cada pepita de frambuesa que pasaba por mi paladar causaba placer y mas placer. Coincidentemente en la tarde había bromeado con Vitto Corleone y fue demasiado extraordinario degustar esa cena en compañía del maestro. Hoy, me cuestioné muchisimo tanta ciutiquería al estilo bolocco y recordé que las mismas sensaciones las he sentido en un bar de playa, tomando una coca ligth, comiendo una empanada de queso y escuchando a Calamaro. ¡¡¡Que dilema!!!!
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