miércoles, julio 19, 2006

Secretos de camarin

La Silvia fue la modista que mi mamá tuvo cuando yo era un punto; Ella era la encargada de confeccionar todas las enaguas con miles de vuelos que tenían como único objetivo hacerme ver un poco más gorda y de esa forma disimular mi delgadez extrema. Su insistencia en hacerme ver un poquito más rellena se originó en los consejillos de la tía Chelita que a su vez era la mamá de la Coté, una especie de prima en segundo grado, de mi misma edad con un poto gigante, piernotas enormes, bigotuda y de rojos colores en sus cachetitos de marrana flaca. Según esta vieja desgraciada yo estaba medio enferma y pasaba todo el maldito día comparándome con su rozagante hija que en realidad era la versión femenina de Quico (el del chavo del 8).

En vista de lo anterior y no siendo suficiente enchufarme cuanta enagua, calzón de lana, medias, pantys, camisetas, parkas y demases, me tuvieron por varios años en plan de engorde con yogurt de pajaritos, vitaminas y harina tostada. Para ese entonces ya tenía 11 años y por desgracia los famosos consejos y secretos de naturaleza de la tía Chelita coincidieron con mi desarrollo y de zancudo pasé a hipopótamo aunque mi mamá no lo quiera reconocer. Desde ese entonces mi lucha con el peso ha sido una constante en vida y aunque la mayoría de las personas me encuentran delgadísima yo le exijo a mi cuerpo que se mantenga en los 46 kilos que desde el colegio he tenido sin posibilidad alguna de conseciones.

Por efecto de la gula, los algodones de dulce, los postres y los helados nocturnos en el último mes he subido dos kilos y en mi desesperación decidí dar un giro a mi vida de holgazana y junto a mi marido me inscribí en un club acuático en el que además de nadar puedo ingresar las veces que desee a pilates, aerobox, yoga, aeróbica o lo que se me ocurra. En ese contexto, partí feliz feliz a mi primer día de clases y debo reconocer que todo estuvo ok hasta la hora del cambio de ropa en el camarin porque como llegué con traje de baño tenía obligatoriamente que cambiarme para no irme toda mojada a la casa.

De entrada me sentí media desubicada porque coincidí con el curso de la tercera edad y era la única de bikini con corazoncitos rosados, pero en fin, yo iba en busca de un human body perfecto, estilo guardiana de la bahía y no a cultivar nuevos vínculos amistosos, a si es que me instalé confiada en mi objetivo y procedí rápidamente a sentarme en una banca de madera para abrir mi bolso ultra deportivo rosado a mas no poder. En eso estaba cuando empecé a cachar que la gordita desnuda que estaba a mi lado puso su tremenda y frondosa cosa peluda justo en frente de mi rostro sin pudor alguno y tan cerca estaba de mi cara que casi me infarto. Sé que una de las metas que me he autoimpuesto durante este año es dejar de lado los pelambres, pero juro por Dios que esa mujer de panza colgante nunca, pero nunca pasó ni por fuera de un centro de depilación, no conoce el rebaje, ni el corte muñeca. Mis ojos no podían creer lo que estaba pasando y justo cuando me aprestaba ha desentenderme de tan mal panorama la vieja del frente se puso desodorante y pude ver 2.000 estrías rojas entre su axila y su pechuga. Todo estaba tan mal que para cuando salió de la ducha una señora con tanto rollos como una botellita de fanta y se puso un tampax, yo simplemente creí que todo esto era una joda de Tinelli y buscaba la cámara para poder desahogarme.

Después de vestirme, salí corriendo en busca de consuelo, sin embargo cuando le conté a Rodrigo lo que había vivido empezó con arcadas y me pidió que por favor no le siguiera contando, y ahí quedé yo con stress post-traumático repitiendo una y otra vez que mi vejez no sería así y que mi madre pesar de sus bastantes años sigue siendo mina y conoce el bendito rebaje. Quisiera aclarar que esto no es un cartuchismo de mi parte, porque incluso acostumbro a pasearme desnuda por el depto a pesar de los retos de Rodrigo que insiste en que los vecinos del edificio del frente me conocen desde el pelo hasta la punta de los pies como dice Arjona, lo que realmente me colapsó fue la falta de preocupación de esas mujeres, porque uno podrá estar añeja, pero hay que mantenerse digna hasta el final.

Así, después de esta violenta experiencia he decidido meditar mi vocación deportiva y lo único que tengo claro por el momento es que ni cagando me empeloto delante de ese centro de madres desvergonzadas y que todo esto es culpa de la loca de mi madre porque si ella no le hubiere dado y dado con el tema que tenía que parecerme a la perfecta hija de la tía Chela no tendría esta fobia incontrolable que me hace huir cada vez que veo una guatona peluda.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

quizas que escribio en su blog la vieja guatona peluda.
jairo

10:08 p. m.  
Blogger Fran said...

Opino que me gustaría estar ahí para explicarle las ventajas del depilado "a lo novia" a esa señora.

de thriller la historia entodocaso.
Muchos abrazitos!

1:19 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Coco Legrand queda chico al lado tuyo... ésta es pa' contarla en Viña ... jajaja

5:37 p. m.  

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