Cambio a mis hijos por plantas!

Cielos!!!!!!!!, llegué a mi casa y la guerra mundial estaba en pleno desarrollo. La pobre Martita, casi al borde de lagrimas acusó al Maxy de terrorismo incendiario; A su vez, el Maxy acusó a la Martita por insultarlo y la Fefy los acusó a los dos porque según ella le gritaron muy fuerte y le dolió su oído

El punto de inicio fue que la Fefy quedó llorando porque no le dieron pan y el Maxy desesperado por los gritos infernales de la pendex, no encontró nada mejor que amenazarla con que le quemaría la lengua si no lo dejaba en paz. Dichas aseveraciones, causaron en la Fefy una ira incontenible y se tiró encima de su hermano como un gato salvaje resultándo herida por cuanto al intentar sacársela de encima, el Maxy le hizo un pequeño corte en el antebrazo con su uña de la cual brotó un poquito de sangre. El infortunado “evento” relatado, motivó que la Martita los reprendiera a ambos amenazándolos seriamente con que me llamaría por teléfono lo que impulsó a que el Maxy le quitara el aparato de las manos y la Fefa desesperada los increpó duramente diciéndoles que los iba a acusar con su papá. Cuando crucé el umbral de la puerta, todo era un tremendo caos, la Martita me presentó la renuncia, la Fernanda acusaba malos tratos de todos los habitantes de la casa y el Maxy se puso a llorar porque según él todo era una broma y le pareció demasiado injusto que lo castigara con una semana sin permiso para salir por su lamentable comportamiento. Finalmente, después de la tormenta, quedé toda triste, me encerré en mi dormitorio y me odié por haberlos gritado; Sentí en mi garganta un dolor angustioso que me carga porque es como ganas de llorar y culpa y me dio pena ser una mamá tan básica, en circunstancias de que siempre he aspirado a ser la mejor amiga de mis hijos.

Como era previsible, después de media hora de reflexión, terminé cediendo y vulnerando todas las reglas de la lógica, fui a buscar a mis cachorritos tristes y los acurruqué en mi cama en donde les expliqué lateramente que los amo más que el sol y que además son demasiado afortunados de tenerse uno al otro, porque en mi caso, por más esfuerzos que haga buscando, aún no encuentro el hermano perdido que siempre he soñado tener