Viviendo en pecado

Me ha sido realmente imposible escribir……el tiempo es mi problema, siempre me falta el maldito tiempo y nunca, re-nunca puedo hacer lo que realmente quiero, mi celular suena todo el tiempo y lo terrible de todo esto es que perfectamente podría dejarlo en silencio o simplemente no pescarlo, pero de verdad, no puedo!!, siento una necesidad inexplicable que me obliga a contestar.
Todo el mundo lo pasa bien!!, hace pocos días atrás, me encontré con una compañera de la “U” que se va de vacaciones por un mes completito a Brasil y luego un amigo me contó que se iba a trabajar fuera de Santiago, a un lugar precioso cerca de la playa……luego darle varias vueltas concluí que no es para nada justo estar en mis zapatos, que soy una pobre infeliz; Me refiero a que mis meses de enero y febrero transcurrirán inevitablemente entre Santiago 1, la Penitenciaría y el Centro de Anti-justicia, lo que equivale a ser una LOOSER de tomo y lomo, ¡¡ cómo extraño mis vacaciones de estudiante sin ninguna obligación más que pasarlo bien!!!!!!!!!!!!; En fin, supongo que Diosito en algún minuto se acordará de lo botada que me tiene y mínimo me premiará con alguna sorpresita que me saque de esta rutina lamentable.
Mi Diciembre fue bastante caótico, pero al fin y al cabo safé ilesa de todas mis obligaciones, pese a que tipo 22 de diciembre quería cambiar a mis hijos por plantas, encerrar a mi marido en el closet con llave y mandarle una buena patada en el poto a la Nana que me tiene medio chata con la ondita de que todo le resulta pecaminoso. La Martita es peruana y la verdad de las cosas es todo un personaje porque no habla nada y si lo hace, sólo dice “Sí señorita” y “no señorita”, pero cuando se trata de hablar del infierno no la calla ni el Rey de España. El otro día, mientras cocinábamos, le pregunté si le gustaría tener un pololo chileno y ella me miró con ojos de chichiculote mojado para advertirme que de eso absolutamente nada porque si bien es cierto se encuentra separada de su marido oficial hace varios años, por ningún motivo podría tener contacto con otro hombre, que el matricidio es para toda la vida y que desobedecer dicho mandato divino es un tremendo pecado. Yo me quedé meditando unos segundos su postura y entonces le pregunté si al menos podía ir a tomar un helado con un amigo, hipótesis que desechó de inmediato aclarándome que cuando uno se casa elige a un hombre para toda la vida por lo que no existe “pero” que valga; Ante tan fuertes declaraciones, le pregunté derechamente por mi situación que comprende dos matrimonios a cuesta, con dos hijos de diferentes padres y en forma categórica y rotunda me aseguró que lamentablemente había caído en desgracia con Dios y sin pensarlo dos veces con voz fuerte y clara, me informó que no había cupo para mi en el cielo, es decir me mandó al mismísimo infierno y yo preferí no continuar preguntando porque en una de esas capaz que me excomulgaba y me crucificaba en vida, pero igual reconozco que el temita me dio vueltas como dos días y me pasé todo el rollo de que seguramente para el Dios de la Martita yo soy una perra pecadora sin vuelta.
Para colmo el viernes cuando llegué a mi casita, la Lulú ya había comenzado su “trabajo de parto” y después de una noche completa de dolor, sólo pudo tener un cachorrito, así es que en la mañana del viernes tuvimos que partir rapidísimo a la clínica veterinaria, lugar en donde comenzó toda una pesadilla porque nada más llegar nos informaron que la “regalona” quedaba hospitalizada y que debían practicarle una cesárea porque de lo contrario se podía morir. Sin pensarlo dos veces firmamos las autorizaciones correspondientes y pasada una hora el doc nos informó que la operación había salido bien, que los cachorros debían permanecer en una incubadora y que la Lulú se quedaba internada por tres días. Lo que definitivamente no nos informaron fueron los aranceles por todas las prestaciones realizadas, así es que cuando le dieron el alta a la Lulú y a sus hijos, casi nos dio un infarto a nosotros porque ni siquiera el Maxy y la Fefy han incurrido en gastos tan altos en todos estos años. Así, Rodrigo, me echaba la culpa a mi porque había tomado la desición de cruzarla, yo lo culpaba a él porque nunca le hicimos una ecografía y de haber sabido los problemas del parto habríamos tomado precauciones y finalmente los dos nos lamentábamos por una cuenta irracional que incluía hospitalización en “UCI”, “leche relleno”, “sonda”, “derecho a pabellón” y demáses.
La famosa cuenta de la clínica motivó que comenzara a buscar un seguro para mascotas, porque yo todo lo soluciono con los seguros, me refiero a que cuando tuve miedo de morirme, contraté un seguro de vida, cuando caché que me podían clonar las tarjetas, contraté un seguro de clonación, cuando viajo, contrato seguro de viajes y asistencia en el extranjero, cuando me cambié de casa, contraté un seguro con alarma domiciliaria y así sucesivamente. El punto es que finalmente encontré un seguro de mascotas en Ripley, pero después de un acabado estudio del contrato caché que era una pura webada porque el seguro chanta cubría puras prestaciones mulas, como por ejemplo:
1) Traslado en caso de accidente; Osea te pagan la ambulancia perruna.
2) Estancia de asistencia en residencia, en caso de hospitalización de su propietario por accidente o enfermedad; Osea, que mierda es eso??, alguien me lo podría explicar?.
3) Sacrificio y eliminación de cadáver en caso de vejez o enfermedades incurables; Osea contrato el seguro pensando en que el perro se va a morir?.
En fin, no se yo quien habrá sido el iluminado que inventó esta tontera, pero de lo que si estoy completamente segura es que de este tipo de personas debería andar preocupándose el famoso Dios castigador de la Martita.
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