miércoles, noviembre 12, 2008

Una linda historia

A propósito de las fotos que aporté en el grupo del Trauko en facebook y mi petición de conocer historias de mi padre por parte de alguno de los miembros, se contactó hace algún tiempo Laura, quien noblemente compartió conmigo, lo siguiente: Ella escribió: Hola Claudia, ¿Mauricio era buzo?, si es así, yo estaba con Luchito, en Papudo cuando le avisaron de su fallecimiento, fue muy doloroso, no paró de llorar en horas. Un abrazo para ti. Yo respondí: Exacto, mi papá murió mientras reparaba un barco en Maracaibo. Que loco saber esto después de tantos años. Lucho siempre fue muy poco demostrativo, pero siempre supe que amó muchísimo a su hermano. Gracias. Claudia Ella compartió conmigo este hermoso recuerdo: Hola Claudia, puestas a confesar, y en beneficio a recuperar la memoria, tus recuerdos, te cuento que tuve una relación con el Luchito, yo veraneaba en Maitencillo, él iba a surfear a la playa larga, yo jugaba vollley, recuerdo su escarabajo, la tabla en la parrilla, era mayor que yo, pero no me importó, tenía 17 y él 10 más, fue un verano entrañable, fue cuando desmontó el Trauko de Quintero y armó su cuento en Papudo. El día que falleció tu padre, fui a verlo sin saber con lo que me encontraría, era mi locura y amor de los 17 años, llegué y en ese momento recibió el llamado, me impresionó mucho el dolor de ese hombre, lloró aferrado a mi durante horas, sin ningún pudor, con una penita indescriptible, fue un día que nunca olvidaré. Terminó el verano, pasaron cosas en mi vida, soy hija de Carmelo, ejecutado político, me fui a España, regresé, y supe de él por casualidades, sin la oportunidad de reencontarme. Este año, una semana después, me enteré por mi yerno surfista, que el Luchito había fallecido, fue una noticia tan infeliz, sobre todo porque no me dio tiempo a despedirme. Llevo su recuerdo conmigo desde hace años, creo que tenía una filosofía de vida maravillosa, solo quienes lo conocimos y quisimos, somos capaces de entender para donde, y como iba. Claudita, no sé si te sirva, pero de verdad creo y me consta que amó a tu padre, ese día abracé a un hombre desarmado e inconsolable ante la pérdida. Si lo deseas, nos tomamos un café o un sour un día de estos. Un abrazo enorme
Yo respondí: No sabes lo emocionante que han sido tus palabras tanto para mí, como para Cecilia, mi tía a quien le reenvié tu correo. Cuando mi padre murió, como te conté, vivíamos en Maracaibo y la prioridad para viajar a buscarnos era Lucho, sin embargo no quiso ir y claramente tus palabras me ayudan a entender que su decisión estuvo marcada por su profundo dolor. Mi tío era un hombre de pocas palabras, de pocas expresiones, pero que no obstante ello supo ganarse mi corazón y mi admiración pese a que nos veíamos poco; Su presencia me ayudaba a recordar mis orígenes y a mi padre. Su muerte fue muy repentina y me es muy difícil ir a Quintero o a Ritoque y caer en cuenta que ya no está. El funeral de Lucho fue increíble, había tanta gente diferente que parecía una verdadera fiesta. Por la noche iluminaron Ritoque con miles de velas, música y al día siguiente lo dejaron al lado de mi Papá. Muchos de sus amigos ayudaron a tirar las primeras palas de tierra, entre ellos surfistas, sus amigos traukinos (Algo así como: Por tus amigos del trauko!!!), sus hijos etc. Fue muy hermoso, pero a la vez muy, pero muy triste, sobre todo por mi abuela que tiene 94 años y le ha tocado muy duro. Mi primo Daniel, se ha convertido en su sucesor, es un hombre duuuuulce, amante del mar, del surf y amante de su padre; Por su parte Tamara, es una princesa dispuesta a conquistar el mundo y la adoro, ella estudia teatro en Buenos Aires. De corazón muchísimas gracias por tus recuerdos y cuando quieras podemos vernos, además te pido que me permitas darle tu e-mail a Cecilia quien desea contactarse contigo. Muchos cariños. Finalmente, Laura dijo: Que bueno que mis recuerdos hayan servido para los tuyos, para ir armando tu memoria, sobre todo, para que sepas lo mucho que Lucho quiso a Mauricio. No sabía que tenía hijos, deben ser tan especiales como él. Coincido contigo en que era muy introvertido con sus afectos, un verdadero lobo de mar, sin embargo a la hora de su entrega, lo hacía sin ninguna medida, fue un hombre increíble, yo lo quise mucho. Mi yerno, me contó de la muerte del Lucho, me impresionó mucho, me invadió una tristeza enorme, y sentada a la mesa, como estábamos, lloré con una penita negra, que solo yo comprendía.
Antes de transcribir lo acá expresado, me comuniqué con Laura para consultarle si podía compartir en este espacio estos correos; Como algunos saben, en mi Blog albergo aquellas cosas que no quiero olvidar nunca y sin duda esta es una de ellas; Han transcurrido más de 31 años desde que mi viejo partió y esta vida hermosa me ha dado la oportunidad de conocer este episodio que indirectamente forma parte de mi historia y que me emociona cada vez que la leo.
LAURA: GRACIAS desde lo más profundo de mi CORAZÓN.
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