El arte del desnudo

Le ha arrancado el vestido, lo tira, le ha arrancado el slip de algodón blanco y la lleva hasta la cama así desnuda. Y entonces se da vuelta hacia el otro lado de la cama y llora. Y lenta, pacientemente ella lo atrae hacia sí y empieza a desnudarlo. Lo hace con los ojos cerrados lentamente. El intenta moverse para ayudarla. Ella pide que no se mueva. Déjame. Le dice que quiere hacerlo ella. Lo hace. Lo desnuda. Cuando se lo pide, el hombre desplaza su cuerpo en la cama, pero apenas levemente, como para no despertarla. La piel es de una suntuosa dulzura. El cuerpo. El cuerpo podría haber estado enfermo, convaleciente, está muy débil. Ella no lo mira a la cara. No lo mira. Lo toca. Toca la dulzura del sexo, de la piel. Acaricia el color dorado, la novedad desconocida. El gime, llora. Están inmersos en un amor abominable. M. Duras |
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