domingo, septiembre 24, 2006

Yo, la peor de todas

Alguna vez han escuchado la típica frasecita: “Yo, con mi mujer me saqué la lotería”.
Bueno, creo que una de las personas que jamás podría decir esto es mi marido ya que soy la peor dueña de casa del mundo y la verdad un poquito de cargo de conciencia me da.
Mi actual situación es realmente caótica porque mi swett home está a punto de convertirse en tierra de nadie. Mi problema es que la nana que viene por la mañana odia a la que viene por la tarde y así las cosas estoy destinada a perder a una de las dos pese a todos mis intentos por conciliar sus respetables posiciones. Debo confesar que para mi las asesoras del hogar son tan necesarias como el aire porque gracias a ellas puedo trabajar tranquila y desligarme de todos los típicos problemas domésticos que sinceramente me superan. La respuesta a lo expresado se encuentra en la forma como mi adorable madre me educó porque a pesar de su preocupación excesiva por mis estudios y mis modales la verdad de las cosas es que nunca me preparó para ser una dueña de casa ejemplar, muy por el contrario como ella trabajaba todo el día en mi casa siempre hubo nana y ni la cama me enseñaron a hacer, entonces mi problema no es de flojera, es más bien un tema de APTITUDES porque simplemente no sé hacer NADA, excepto cocinar que es uno de mis hoobies favoritos.
Si tuviera que elegir cual ha sido la nanny más freak, no tengo muy claro cual de ellas se llevaría el premio mayor porque de todo he visto, por ejemplo cuando era chica tenía una que se llamaba Margarita y como buena loca exhibicionista servía el desayuno en sostén como si fuera de lo más normal; Otra podría ser la María que era mapuche y que cada vez que llegaba una visita a la casa se mantenía como un roble al lado de ella para que no se robara nada llegando incluso a revisar a quienes se iban; La Paola que se ponía mi ropa para salir a carretaer y tanto le gustaba lo mío que una vez se le tiró a mi pololo obligándolo a salir corriendo de la casa; La Noemí que le dijo a mi tía que su marido se había muerto y que casi se infartó cuando junto a él de lo mas sonriente abrió la puerta de su casa y vio a mis tíos con una hermosa corona de caridad para el muerto más vivo de la historia; La Marta que con la chiva de que me sacaba a pasear pololeaba toda la tarde con el “Cocciante” que era un rubio muy teñido igualito al famoso cantante italiano; La Juanita que escondió tan bien su embarazo que cuando dio a luz en su pieza no le dio más chance a mi abuelo que cortar el cordón umbilical con unas tijeras caseras; La Isaura que era tan fanática de Michael Jackson que bautizó a su hijo con el nombre de “Maicol”; Mi nana actual que me cuenta que su ex marido se murió en un accidente automovilístico, pero luego lo olvida y dice que el hombre murió de cirrosis y luego lo vuelve a olvidar y me cuenta que ella lo dejó porque ya no lo quería; La Carola que era canuta pero que mantenía un extraño romance con su padre; La Carolina que era mi nana Gótica y que cuando se le ocurría salir arreglada parecía un fantasma de labios exasperantemente rojos.
En fin una larga lista de mujeres que pese a todo han facilitado mi vida y cuya presencia hoy requiero urgentemente porque mi dulce hogar corre el riesgo de sucumbir por mi falta de sabiduría en materias propias del hogar lo que ha motivado incluso duros comentarios por parte de mi marido que en varias ocasiones me ha dicho que le vendí la pomada porque cuando pololeábamos yo le cocinaba rico, pero yo pienso que en realidad la culpa es de él porque nunca me preguntó por el resto y si no me preguntan no voy a ir por la vida diciendo: “ hola, soy Claudia Tello, inútil de nacimiento, pero seca para la cocina….AHHH, pero los platos no los lavo, necesito un ayudante para eso”.
Y como si lo anterior no fuese suficiente existe una circunstancia agravante que siempre me juega una mala pasada porque para coronar (este término es muy delincuencial), siempre salgo con un problema nuevo motivado por mi falta de concentración que me hace ser la mujer más despistada del planeta. El viernes por ejemplo, tuve que salir sin mi auto porque perdí las llaves y no me quedó mas remedio que ofrecer una recompensa por ellas, lo que en realidad es bien menor si lo comparo con la vez que dejé olvidado el auto en la Corte de Apelaciones de San Miguel y me fui a mi oficina en taxi. Quizá eso tampoco es tan grave como cuando en Mendoza olvidé mi cartera en un Remis (Taxi en che) con las llaves del auto dentro y todos mis documentos. También existen otras situaciones menores y casi jocosas como cuando le pregunté la hora a un ciego que estaba pidiendo plata en la calle o cuando comenzaron a sacar las maletas del avión porque yo no escuché el último llamado por estar vitriniendo en el Dutty free, o cuando gasté más de 20 minutos en guardar una plata en mi casa para que los ladrones no la encontraran, pero olvidé cerrar la puerta de entrada lo que finalmente fue informado dos horas más tarde por el conserje que llamó por teléfono a Rodrigo para acusarme. Cuando me acuerdo de la cara de mi marido con expresión de “esto no puede estar pasando” yo me pregunto porque mis papis me hicieron así y pido recobrar la cordura que jamás he tenido. Yo no elegí ser así, es algo que definitivamente me supera y juro que vivo intentándolo como cuando le prometía a mi mamá el primer día de clases que no me echarían del colegio y que no tendría más de 5 anotaciones negativas en el año.
Como verán mi situación es bien preocupante y pese a que mi marido me consuela diciéndome que no importa que ya lo vacuné y que ya se acostumbró, yo creo que en algun momento se aburrirá de bailar con la fea y correrá a comprarse el boleto premiado de la Loteria porque mal que mal a todos nos gustaría ser millonarios.

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

nadie, pero nadie es perfecto, y yo quisiera escribir como tu, seguramente rodrigo admira un sin fin de cosas tuyas
jairo

4:29 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

genial!

6:27 p. m.  
Blogger Fran said...

yo siempre he pensado que ser "doméstica" es algo malo...de hecho encuentro el peor insulto que te digan "doméstica".
Obviamente admiro a las dueñas de casa abnegadas, pero como tampoco soy buena para eso, aunque a veces le pongo harto empeño, trato de enfocarme en mis otras virtudes.
No por ser mujeres tenemos la obligación de ser UTILES en todo, a veces deberían omitir nuestras falencias y recalcar nuestras enormes cualidades fuera de la cocina.
Si sale la versión 1.0 de la Robotina, te aviso...la necesitaré, al igual que tú, en mi futura vida :)

10:18 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Bien fran igualdad en la casa,como me encantaria a mi tener una empleada!!! estuve todo el dia en la lavanderia hoy de 12 a 18 horas anonymous Hugo

1:46 p. m.  

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