Pucha, el loco buena onda

Mi operación salió bien y aunque tengo la sensación de que pasó un camión y después un tractor sobre mí, no puedo quejarme si pienso que estuve casi cuatro horas en un quirófano cachando todo lo que pasaba alrededor porque justo en el último minuto, el anestesista se arrepintió de dormirme al estilo bella durmiente y me puso una epidural en mi columna que me dejó no sintiendo nada del cuello hacia abajo, pero con mi cabecita más lúcida y orientada de lo normal, pidiéndole a Dios, a todos los santos y a Oxum que no me dejaran tirada en esa fría sala. No me perdí detalle de nada y en algún momento estuve a punto de decirle al Doc que bajara la música sandunguera, que no estabamos precisamente en una salsoteca y que dejara de cantar la famosita canción caribeña “guantanamera” porque esto era extremadamente serio, mis maltratadas pechugas estaban en juego y la anestesia se me estaba pasando. Y como de calladita por fortuna o por desgracia, no tengo nada exigí que me drogaran nuevamente porque ya me estaba doliendo y justo cuando me puse a opinar sobre el destino de mis miserias, mandaron a llamar a mi pobre madre que vestida enterita de médico entró a la sala de operaciones para que el doctor mortis le explicara como mierda iba a quedar con todo mi cuerpito abierto, sin pensar que esa santa mujer no es capaz ni de ver “cirugía de cuerpo y alma” de puro susto. Así, después de este dantesco panorama en el que mi “mami” vio a su “niñita” entera abierta, con las tripas y demases colgando, ni podría explicar su pálida carita cuando llegué al dormitorio y la pobre evidentemente descompensada con una voz de hilito me preguntó ¿estas bien hijita?, yo de puro cargo de conciencia por la traumática experiencia vivida le dije que no se preocupara que me sentía como avión, aunque me dolían hasta las pestañas.

Hoy, ya me siento mejor por efecto de los calmantes y espero nunca más tener que operarme ni de un dedo porque los 14 días de espera de la biopsia definitivamente me liquidan, de solo pensar que algo más me pueda pasar, me vuelven todos los miedos y me voy a la cresta en dos minutos.

Quizá por el trabajo que hago, odio a las víctimas y al que me pregunta como estoy, le repito instantaneamente que me siento "fenómeno" para evitar los típicos comentarios post operatorios y las caras de lástima. De acuerdo a lo anterior y consecuente conmigo misma, prometo volver a trabajar el lunes en gloria y majestad porque tal como lo dijo mi amigo Jairo en una audiencia el miércoles, ¿Quien paga las licencias médicas cuando los abogados que se dedican al ejercicio libre de la profesión se enferman ?, obviamente NADIE y yo odio estar de inútil en la casa y si alguien no me cree pregúntenle a la Ministra Miranda que después de un alegato me mandó a llamar para preguntarme que había pasado con mi embarazo y al enterarse de que mi fefy había nacido hacía 8 días, enojadísima me mandó a la casa de vuelo, advirtiéndome de que al menos en su sala no podía volver alegar por lo menos en un mes más.

Hace unos días atrás, un amigo al que le comenté que a pesar de mis miedos, confiaba en que la mala hierba nunca moría, me dijo que no me preocupara porque el Tatita Dios estaría conmigo y aunque al principio lo tomé como una declaración de buenas costumbres, hoy de verdaditas siento que este tan famoso caballero está de mi lado, que es mi yunta, mi partner y que la próxima vez que tenga que hacer un listado de mis amigos top ten, de seguro que lo pongo en los primeros lugares porque puta el weon paleteado, es de los que nunca se olvida que existo, que siempre está a mi lado aunque otros también lo esten necesitando y lo más importante, nunca me niega, ni se averguenza de ser amigui de una chica mala como yo, porque sabe que en el fondo, pero en el recontra fondo tengo un corazoncito lindo, algo desquiciado, pero lindo al fin y al cabo.