Mis pollos y yo.

Digamos que lo peor pasó, que estoy harto mejor de salud y que si bien con la sacada de 25 cm de manguera (leése “drenaje”) de mi human body, entendí demasiado bien, el dicho “ví burros verdes”, me siento full power, pese a los comentarios conformistas de Rodrilop que como queriendo anticiparse a los hechos, me repite que no me preocupe de nada porque “hierba mala, nunca muere” y yo no le pregunto mucho más porque claramente nunca me ha encontrado buena persona. De mi experiencia cliniquística en la Alemana, después de tres largos días internada, puedo contar demasiadas cosas freak, como que me pidieron mil perdones por cuanto la habitación single que yo había solicitado no estaba disponible y me tuvieron que derivar a una suite por el mismo precio que era algo así como el depto. de la Bolocco, pero más chic aún; Luego, que cuando llegué a instalarme, aparecieron dos enfermeras que me trataban de “señora” para arriba y “señora” para abajo como si yo fuera la media ni que autoridad. Para que hablar de la tecnóloga médica que con un ayudante entró robóticamente a mi dormitorio y me sacó sangre sin emitir palabras ni comentarios para después entregarme un carnet plastificado, eso fue casi irreal. Las ayudantes de enfermería me sacaban brillo, la nutricionista con un menú tipo Sheraton me preguntaba por mis gustos culinarios en versión régimen liviano, la anestesista me trataba de “Lolita”, el trasladador de enfermos hincha del Colo-Colo sufrió cuando le dije super decidida que con él no iba a ninguna parte si no se sacaba la pulsera cuma del indio y finalmente el Doctor serio, pero seco que me observaba y me estudiaba como un verdadero ratón de laboratorio Tampoco puedo dejar de mencionar, el afán de mi enfermera chaperona de asearme “la zona a operar” refregando mi cuerpo con una fuerza impresionante, pese a que le manifesté muy claramente que me había duchado y lavado el pelo en la mañana, la obsesión delirante de llamar al Doc por cada mínimo quejido que me llevó a enmudecer por varias horas para que el pobre descansara un ratito, el pabellón atiborrado de puros doctores guapos, mi resistencia total y absoluta a sacarme la máscara de las pestañas de los ojos (obvio!!, porque si moría, al menos linda y digna hasta el final) y por último, mi caída del catre de que lo mío no era tan grave, después de la última vez que visité a mi Doc y caché que todas las mujeres que se encontraban en la sala de espera junto a mi, tenían cáncer; La verdad, me sumergí como un caballo con visera en mi libro de Baily, avergonzada y haciendo fuerzas para que nadie, pero nadie, me preguntara por mi “cáncer” inexistente. En fin, como sea la cosa, estoy nuevecita de paquete, me siento ultra bien, mi último mes ha sido intenso, pero tranquilo y me resumo como una mujer muy feliz, muy agradecida y muy plena. En mi tiempo de “NO” escritura, la raya para la suma es la siguiente: Pega: Full. Chicos malos, nunca faltan y al parecer la crisis no afecta la delincuencia. Inside: Bien, como hace tiempo no estaba, tranquila, en paz, respirando al fin. Salud: Item superado, al parecer. Amor: “De mi vida íntima, no hablo”….pero bien. Familia: Ok, con mis pollos al lado; Hoy, por ejemplo fue tarde de piscina. El Maxy comenzó tipo dos de la tarde con tres amigos re tímidos que pedían permiso hasta para hablar y pasadas las 7 de la tarde, mi casa ya estaba invadida por 8 cabros chicos haciendo “mierda” mi jardín trasero y que para ese entonces se sentían dueños de mi vivienda y que con una confianza envidiable pedían coca cola y "algo para comer". La Fefy, quizás es la única disconforme ya que por estos días, me ví en la triste obligación de castigarla porque la sorprendí en los mismísimos segundos en que se disponía a lanzar a la pobre Lulú del segundo piso y pese a su carita de angelito tiritando y sus explicaciones de que SOLO ayudaba a la perrita a que viera a sus amigos por la ventana del Maxi, tomé la drástica decisión de cumplir por única vez con mi reprimenda porque la escena fue dantesca, casi delincuencial y para malandras, con mis chicos malos de Santiago 1, tengo suficiente. No quisiera terminar este post sin hacer presente mis agradecimientos infinitos a quienes estuvieron conmigo en estos duros momentos, también a quienes me contactaron para saber porque no escribía en este espacio. La verdad sea dicha, yo siempre he sabido con quienes puedo contar y aquellos que me importan, nunca fallaron, sin embargo jamás pensé que tantas personas siguieran este blog ordaca y simplón. Besos hasta el sol por el preciado tiempo que me regalan al leer mis burdos escritos y créanme que en un tiempo más, les brindaré una grata sorpresa con mis historias carcelísiticas que por estos días están siendo plasmadas con muchísimo cariño en un lugar al cual pronto podrán acceder. Desde lo más profundo de mi corazón, mis mejores deseos y de regalo, una estrella infinitamente dulce, para cada uno de Uds. Feliz año.