No hay magia para el gran amor

El jueves alegué en la Corte el recurso de apelación interpuesto por el Ministerio Público en contra de la resolución que sustituyó la medida cautelar de prisión preventiva de mi representada y como cuando alego con el corazón en llamas me va bien, salimos las dos llorando de alegría por mi triunfo ante un abogado de Corte que me hizo sentir por primera vez que el famoso principio de objetividad en realidad existe y que pese a todos los problemas que tuvimos en el camino, las victorias son grandiosas cuando se defiende a un inocente, cosa que por cierto escasas veces hago.
Ese mismo día, cansada de la presión, rallando la papa con la vieja desgraciada y totalmente “sicoseada” con ese odio injusto, me fui a Uruguay para buscar algunas explicaciones de lo que me ocurría y para obtener aquellas energías que solo puedo encontrar en ese hermoso país, rodeada de personas que me quieren mucho y que han estado conmigo en mis más pésimos momentos, recordándome que soy muy JUERTE, que nunca, pero nunca estoy sola y que no hay magia ni explicación para el gran amor. Nada de lo que haga esa vieja odiosa (a pesar de todas sus influencias) frustrará mi labor porque tengo un bonus track, yo trabajo con mis sensibilidades al mil por ciento y eso jamás ella lo podrá hacer, ni ninguno de los tramposos abogados que trabajan de su lado.
Así feliz de la vida, completamente convencida de que siempre lograré alcanzar mis objetivos, volví a Shhhilito lindo pensando todo el camino en la teoría del GRAN AMOR, aquella que profesa Docinda, mi madre uruguaya sustituta. Pensaba yo, que pasamos la vida entera amando, que existen tantas formas posibles de amar y a tantas personas de forma diferente (como hija, madre, esposa, amiga etc), que considerando el importantísimo rol que este sentimiento ocupa en la vida de un ser humano debería existir un ramo obligatorio en el colegio para aprender sobre él porque pese a ser intensamente deseado por todos los hombres, muy pocos logran resultados positivos a su respecto y más aún a muchos se nos va la vida pensando en que nadie nos ama, en que nos aman de mala manera o simplemente en que no sabemos amar. No quiero delirar más con este tema y de hecho nunca más me volveré loca porque una vieja pobre de espíritu me hace la vida a cuadritos, pero creo necesario cerrar este capítulo tan freek de mi vida, reconciliándome con mis locas formas de amar y reconociéndome una niña chica en materias del amor. Prometo, dejar de hueviar por tonteras sin importancia a quienes amo y me ocuparé de vivir mi metro cuadrado dulcemente y si por casualidad los que comparten mis sentimientos y me aman como yo los amo, aceptan que los ame a mi manera, espero y deseo más que nada en el mundo, entren y compartan conmigo mi humildito, pero digno metrito cuadrado desbordado de tolerancia, ternura, pasión y amor.
PD: No aceptaré comentarios de ningun tipo sobre las piernas de mi madre!!, ella es como una monja.... y más encima de claustro.
2 Comments:
...ups! entonces no hay comentarios
Es dificil llevar esas estupendas ideas a cabo. Ojalá lo consigas totalmente, aunque me da que será sólo a ratos ;).
Un beso.
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