domingo, diciembre 03, 2006

Cariño malo

Odio la famosa frasecita: “Todos los hombres son iguales”.
La odio porque no me gusta generalizar en ningún tema y además porque me parece bastante arbitrario para algunos machos meterlos a todos sin excepción a un mismo saco de gatos. No obstante lo anterior, después de escuchar miles de traiciones y de conocer muy de cerca las historias de dos muy buenas amigas he preferido afirmar que si bien no todos son iguales, hay una buena parte de ellos que sinceramente valen hongo.
PRIMERA HISTORIA: A la Carola la conozco desde que tengo uso de razón porque nuestras respectivas casas de veraneo quedan prácticamente al lado y además fuimos compañeras en la Universidad pese a que ella es un pichintún mayor que yo.
Después que egresamos, mi amiga junto a su marido se dedicaron en cuerpo y alma a la política lo que en la actualidad los hace merecedores de buenísimos puestos en el gobierno y que además los sitúa en las ligas mayores del partido demócrata cristiano. La Carola siempre privilegió la carrera política de su pareja y pese a ello después de casi 12 años de matrimonio, el muy vaca, un día le dijo que necesitaba un “espacio” y por ello se iba de la casa. Mi amiga, tomó esta decisión como un periodo de oxigenación y decidó no enrollarse demasiado con el tema hasta que se enteró que el muy desgraciado la engañaba descaradamente con una de las periodistas del partido, quien ni tonta ni perezosa quedó casi automáticamente embarazada. Mi pobre friend no podía creer lo que le estaba ocurriendo y antes de que pudiese recuperarse del shock nervioso por el cual atravesaba, recibió un llamado teléfonico de una ex-compañera de colegio que le contó que su marido había tenido una guagua con su secretaria, situación que finalmente comprobó después de ir al registro civil y corroborar que era madrastra de un pequeño de cuatro años. Lo peor del caso, es que ahora este pobre infeliz no pierde oportunidad de acosarla y ha llegado a proponerle que se “junten” porque la extraña demasiado. PLOP!!. SEGUNDA HISTORIA: La Cotita es de mis mejores amigas. Nos conocimos cuando ambas ingresamos a estudiar derecho y nuestra amistad continuó pese a que se cambió a Periodismo y a que suelo ser muy ingrata con ella.
Mi amiga comenzó a pololear con Ángelo desde 8vo básico (creo) y pese a que siempre fue de las minas TOP nunca se le conoció otro hombre más que este pastel. Cuando estábamos en tercer año de Universidad quedó embarazada y el muy canalla le dijo que no podía hacerse responsable porque no estaba seguro que el hijo fuera de él: En vistas de que la cosa se ponía densa se cambió de Universidad y de ciudad, o sea desapareció del mapa y de la faz de la tierra con la ayuda y complicidad de sus padres que conocían de sobra a mi amiga y que de paso eran íntimos amigos de sus papás.
Los años pasaron y apenas juré como abogado le dije a mi partner que debíamos encontrar al papito corazón como fuera y luego de una investigación exhaustiva logramos averiguar que después de refugiarse por mucho tiempo en La Serena, el lindo estaba de vuelta en Santiago y sin que alcanzara a respirar logramos notificarle la demanda de reconocimiento de paternidad que habíamos presentado el mismo día en que se publicó la ley que facilitaba este trámite. Recuerdo, que las dos de puro copuchentas llamamos muchas veces a la receptora para que nos contara y describiera la cara del infeliz cuando recibió personalmente y en sus manitas gordinflonas la notificación de la acción interpuesta. Al pasar un mes aproximadamente y en un acto solo atribuible a su enorme cargo de conciencia, concurrió voluntariamente al registro civil y reconoció a su hijo lo que motivó una demanda de alimentos prácticamente inmediata que significó para él una obligación que hasta el día de hoy carga sobre su espalda, pero que hábilmente ha sabido eludir. Así, encontrándose impagas las pensiones alimenticias de varios años que ya suman varios millones de pesos, hace dos meses apareció con la chiva que se moriría, que nunca había olvidado a la cotita, que era la mujer de su vida, que en una Notaria de no sé donde había un testamento en favor de su hijo y que su último deseo era conocerlo porque padecía un cáncer al estómago. Mi amiga, un poco reticente accedió a conversar con él porque aunque sea un desgraciado es el papá de su hijo, pero ambas tenemos la sensación de que esta es una más de sus artimañazas para que impulsada por la pena la Cotota termine perdonándole la deuda y de esa forma continuar feliz de la vida como si nunca en su vida hubiese tenido un hijo.
TERCERA HISTORIA: En algún momento de flaqueza y debilidad que hasta la fecha no logro explicarme, pololeé por casi un año con un colega que si bien profesionalmente era un hombre televisivamente exitoso, en realidad mentalmente no tenía más de 15 años. Un día, recibí un llamado telefónico de su hijo de 10 años que me pedía en un tono medio desesperado que fuera urgente a su casa porque tenía que contarme algo. Al llegar, me encontré con la sorpresa de que la ex polola, al parecer ya no era “EX” y que a mi nadie me había notificado del término de la relación. Fue todo muy freak porque él no atinaba a decir nada y no lograba balbucear palabras; El ambiente estaba densísimo hasta que ella dijo en tono chillón: “Elige, ella o yo!!!”; Toda esta situación como que me dio un poco de risa nerviosa y le dije que muchas gracias, pero que yo no estaba ni ahí con las elecciones, a si es que se lo regalaba de todo corazón. Justo antes de irme, la nueva flamante polola hizo un gesto con su mano y grande fue mi sorpresa cuando observo en su dedote MI lindo anillo que días antes en un lujoso restaurant me había regalado y que yo ingenuamente devolví para que me lo arreglara porque me quedaba un poco grande. En realidad, en ese momento solo atiné a decirle que era un fresco de mierda y después de aclararle a ella que ese era MI anillo y que se lo regalaba también, me fui para nunca más regresar. Un par de días más tarde, mi ya “EX” vía telefónica me pidió perdón, me dijo que las cosas no eran como parecían y me juró amor eterno, sin embargo como yo ya no estaba para su hueveo personal amablemente lo mandé a la cresta.
Dos semanas despues de este bochornoso episodio, comencé a salir con Rodrigo, un tipo increíblemente entretenido y lindo que me llenó de vida y curó todas las posibles heridas que pudieron quedar de esa rara historia. Mi nuevo amor borró de un plumazo a mi ex, se encargó de amarme, de cuidarme, de mimarme y de hacerme pesar días maravillosos que me llenaron de ganas de volver a creer en el amor y en la familia por lo que rápidamente nos fuimos a vivir juntos y finalmente nos casamos
Lejos de guardar algún rencor a mi “ex”, creo que le estoy profundamente agradecida porque si no hubiese descubierto tan abruptamente su traición probablemente jamás habría tenido la posibilidad de conocer a mi marido y de formar la familia que ahora tengo y que me ha convertido en una mujer plena y feliz.
PD: Por colegas copuchentos, he sabido que la pobre Paola, así se llamaba mi rival, ha sido mil veces gorreada, humillada y abandonada y que pese a todos sus múltiples esfuerzos hasta la fecha no ha logrado ponerse el traje de novia que acostumbra a llevar en su cartera ( Esta, es la CUARTA HISTORIA).

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

le voy mandar tu historia al polilla m.


jairo

12:46 a. m.  

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