Tata colores

Estoy con depresión mayor. Ayer, un anciano, igual al viejito pascuero se me instaló al lado y me contó un montón de cosas que escuché pacientemente mientras esperaba mi audiencia; Al terminar, conversé unas palabras con mi cliente y me despedí del abuelito, quien gentilmente se ofreció a acompañarme al auto, proposición que si bien en un principio me incomodó un poquito, acepté para no quedar de rota. Mientras caminábamos, no pasó nada extraordinario, el tata me contó que también era abogado, que tenía oficina en el centro y que sólo en forma ocasional veía temas penales, motivo por el cual no tenía muchos conocimientos en esa área del derecho. Yo, encontré que el ancianito era muy gentil y educado, hasta que me salió con la famosa frasecita “Y porqué no me das tu teléfono?”, pregunta que respondí positivamente, advirtiéndole que no tenía inconvenientes en volver a ayudarlo cuando tuviese más dudas, pero el viejo cara de palo, me aclaró rápidamente que estaba equivocada ya que su verdadera intención era nada más y nada menos que invitarme a tomar un café. Recién ahí me pegué el alcachofazo de que el viejo desgraciado me había echado el ojo por lo que sobrepuse rápidamente y con cara de odio le aclaré que por ningún motivo le daba ninguna cagada de número porque no acostumbraba a tomar ningún tipo de líquidos, ni sólidos, ni nada por el estilo con NADIEN que no fuera mi marido, que por lo demás era el hombre más celoso del mundo, un chacal que no me dejaba poner un solo dedo fuera de la casa, situación que por cierto me encantaba. Desde ayer que le estoy dando vueltas al asunto y sinceramente no me explico como cresta tan desubicado el hombre, si podría ser su nieta!! Esto fue derechamente un atentado alevoso a mi tierna juventud, un bombazo a mi ego, una maldad premeditada, un tremendo golpe en mi autoestima que no perdonaré Re-nunca y que me tiene por los suelos porque aún no logró explicarme que cosa tan mala he hecho en esta vida, para merecer que un viejo caliente de mierda se venga a pasar rollos conmigo.

Sinceramente, pedófilos hay por todas partes, créanme.