Veleta

No sé si alguien se habrá dado cuenta, pero yo soy una mina súper bipolar, y a propósito del post medio resentido que escribí hace algunos días sobre las inútiles y mantenidas (hasta vergüenza me dio ahora que lo leo nuevamente), creo que en realidad el asunto no es como lo plateé y paso a explicar los motivos. La semana pasada, estuve en el Juzgado de Garantía de San Bernardo y mientras esperaba mi turno, escuché una audiencia de modificación de condiciones de suspensión condicional, a la que concurrió una parejita que solicitaba que se les permitiera vivir juntos nuevamente. El tema era que esa pequeña pelea que motivó que el pobre weón se fuera preso por violencia intrafamiliar, no había sido para tanto y las cosas ahora marchaban mucho mejor entre ellos. Todo bien hasta que el Magistrado le preguntó a la mujer si estaba de acuerdo con que su marido volviera a su casa y cuando todos esperábamos un rotundo, “Sí, quiero, al mejor estilo de la película “Love Story”, la muy yegua respondió que en realidad el hombre era el único que trabajada en la casa y que como la mantenía a ella y a sus tres hijos, aceptaba que volviera porque tenía muchos problemas económicos y de lo contrario no podría sobrevivir…SILENCIO ABSOLUTO EN LA SALA…Y…..PLOP!!…..El Magistrado medio enojado por la respuesta estúpida, le explicó que si su problema era el dinero, bueno entonces podía demandar una pensión de alimentos en un Juzgado de Familia, sin embargo, ella lo interrumpió muy decidida y segura y le dijo sin anestesia que mejor no, porque eso era mucho trámite. Frente a tan horripilante escena, quedé sencillamente impactada y como por costumbre siempre apoyo al débil, pensé que el hombre era un pobre weón infeliz que ha venido a esta tierra únicamente a sufrir para que una mina de mierda le quite su poco sueldo y le niegue unas migajas de amor, hasta en el periodo de reconciliación que es como la repetición de la luna de miel, pero más corta. Pobre desgraciado, con razón la boxeó. De vuelta a mi oficina, mientras manejaba, me vine pensando que después de todo, no soy tan desafortunada como señalé días atrás, porque si me combean o me saturan, no dependo del bolsillo de mi marido y no tengo obligación de permanecer con nadie por temor a vivir debajo del Mapocho y eso finalmente es buenísimo porque al fin y al cabo soy harto más libre que otras que se aferran al peuco por temor a ser pobres o a quedarse solas. En mi caso, pobre no voy a ser nunca porque hasta de vendedora de piedras puedo trabajar y sola, tampoco creo que quede porque según la teoría de mi abuelita Olga a nadie le falta Dios y por ahí tendrá que aparecer un alma caritativa que se apiade de mi soledad. En todo caso, eso es como lo último que pienso porque yo soy de la mentalidad, contigo pan cebolla, pero con Amor; Si lo último falta, las cosas inevitablemente comienzan su fin. En fin, para variar un poco, Claudia “Bipolar” Tello, recapacita después de lloriquear por no tener un marido que costee todos sus gustos y después de toda esta pataleta bloguistica, descubre que más vale mujer que trabaja como bestia para costear sus cosas dignamente, que fémina desocupada, mantenida y fresca.

Estoy cada días más cagá de la cabeza….